domingo, abril 18, 2010

Veneno Es Antídoto



"Te beso, o por lo menos intento hacerlo, no creo que pueda llamarse propiamente beso a juntar mis labios con los tuyos por segundos y alejarme temeroso...

(...)

Me pierdo en tus ojos y por un segundo considero la posibilidad de pedirte que me mientas, que me digas que me amas, que me tomes en tus brazos y me libres de todo el dolor, que me mientas como sabes, que me hagas creer que en verdad te intereso, que me beses con cariño fingido, que me sonrías con esa felicidad que tan bien actúas, que me hagas sentir por una maldita vez en toda mi vida que alguien me necesita, aunque sea una mentira, aunque tenga que pagarte por ello, por las migajas de tu amor.
Pero no puedo, no podría, te quiero tanto que jamás podría considerar obligarte, tú no eres el culpable de mi desgracia, tú no tienes que pagar por mi maldito destino..."


(- S i l e n c i o s - por Aya Katze)




Es aterrador el que algo tan simple y bonito como un fanfiction pueda relatar cosas que te pasan a ti en algún momento. Ya sea que vivas o sientas lo mismo. Aterrador. Una premonición, quizás.



Quisiera saber cúando fue que llegué a esto. No puedo decirlo, porque siemplemente no lo sé. Creo que no hace muchos blogs atrás todavía estaba diciendo que estaba harta de insistir, que me había rendido, que eso era todo.



Oh, pero las malditas oportunidades aparecen cuando ya no las crees posibles.



A pesar de que al parecer la amistad cobraba vida, decidí estropearlo. Otra vez, una vez más. Es que siemplemente no puedo conformarme con arruinarlo una vez.



Pero no me culpo mucho.



La ansiedad era tanta, y la tentación resultaba asfixiante. No sabía qué hacer contigo tanto tiempo a solas. No me decías nada del tema, ni siquiera te esforzaste en abodarlo. Nada, no pasaba nada.



Me preguntaba si ya debía dar por muerta aquella conversación pendiente, pero yo misma no quería llegar a ella. Porque tenía miedo. Maldita sea, todavía lo tengo. Pero tu trabajo es sencillo, ya que solo debes dar el golpe y apartarte un poco para que no te salpique mi tristeza, así que continuaba esperando a que fueras tú quien hablara para no sentirme tan masoquista.



Pero no lo hacías. Y no lo hiciste.



Y me tenía que conformar, tenía que morderme la lengua y tratar de aparentar que no me estaba hormigueando la piel y latiendo el corazón tan fuerte cada vez que reías, cada vez que me tocabas aunque fuera sin querer. Más facil es disimular que no tengo ojos, o que no tengo pies.



El tiempo se esfumaba, ya quedaba solo unas horas... unos minutos... Y cuando me di cuenta, ya no tenía tiempo en absoluto, y caminábamos hacia el lugar donde nos despediríamos.



Me sentía tan desesperada. No me dijiste que al menos hablaríamos de eso en otra ocasión, y actuabas con tanta tranquilidad que yo no podía creer que no notaras que adentro de mi cerebro se llevaba a cabo una escandalosa guerra, en la que una parte reclamaba por valor, y la otra por sensatez.



Solo lee eso. Valor y Sensatez.
Dos enormes virtudes que jamás he poseido, repentinamente desatando una maldita guerra mundial a mitad del hipotálamo y desonrientándolo aún más.



Una parte quería cumplir ese capricho que si te pedía no me ibas a cumplir, como un consuelo, como simple ruego por las simples "migajas de tu amor"; pero el lado contrario sabía que era peligroso, que no debía, y que si lo hacía corría con el riesgo de jamás poder volver a verte a la cara otra vez.



Aún necesito una explicación de cómo ocurrió.



No fue valor. Quizás solo fue un impulso provocado por no querer que volviéramos a separarnos y que aquél momento a solas no fuera a repetirse de nuevo. Ya había perdido tantas oportunidades y tanto tiempo, que no me sentía con fuerzas para pretender que eso no era lo que quería.



No me siento orgullosa, pero no oculto mi felicidad, que pronto será culpa seguramente. Culpa por mucha razones, y por muchas situaciones. La verdad, ahora la satisfacción por haberlo hecho comienza a esfumarse, y ahora tengo miedo.


Bueno, siempre lo tuve.


Ahora solo crece con más intensidad, tratando de envolverme, tratando de devorarme...



Todo parece tan imposible, tan lejano... como si no hubiera ocurrido, como si hubiera sido parte de una ilusión o un sueño. Pero estoy consciente de que lo hice. Al principio volví a dudar, pero cuando me abrazaras me sentí con más fuerza, y apenas te separaras de mí, volví a acercarme.


Rapido, brusco, repentino... mis labios impactaron los tuyos una fracción de segundo. Sentí mis piernas temblar y tuve que apartarme; el que no me apartaras tú, fue un consuelo. Mi intención principal solo era un beso, pero la parte de detenerme a ver si era correspondido pareció un plan suicida, y no lo llevé a cabo.


Después, nadie miró a nadie, pues mis ojos se clavaron instantáneamente en el vehículo a mi lado y tú te diste la vuelta. Me apresuré a subir, y ni siquiera noté cuando ya habías cruzado la calle.



Medio segundo
duró un beso. Dos segundos enteros, la acción de escapar.
Pero el silencio, hasta ahora, parece eterno.



Escapamos mútuamente.

Yo de ti, de tu mirada, de tu desaprobación, de tu vergüenza, o inclusive de tu enojo.

No sé exactamente de qué huías tú.

Pero ni una palabra cruzamos, ni un último "adiós"

Solo nos fuimos.

Solo huimos.



¿Quién diría que un beso puede asustar tanto a dos personas?



Ahora comienza el juego, ¿verdad? Yo no existo y tú no existes. Ya no sé si te molestaste, o si solo te incomodé demasiado. He querido pedirte disculpas, pero tu propia distancia me preocupa y no sé si es buena idea acercarme. Y ahora es cuando el remordimiento me ataca. Si dejas de hablarme, si dejas de mirarme, si dejas de sonreírme... ¿Podría el recuerdo de tus cálidos labios acallar a mi tristeza?



¿Sabes qué?

Comienzo a dudarlo.

Deja que transcurran un par de horas más...

Y estaré segura de que no podría acallarla.



De momento el silencio continúa. Somos invisibles, y sordomudos. No sabremos nada, no pasará nada. Hasta que un día simplemente te vayas y ya no te vea más, o vuelvas a hablarme como si nada hubiera ocurrido. De nuevo. El empezar de cero. El volver a sentir que no soy nada. Y sé que no lo soy. Que no soy nada.



Sólo me gusta pretender que no lo sé.



Me gusta fingir que no me duele.

Y creo que lo hago muy bien, porque nunca lo notas.

Aunque de todas formas actuas como si no notaras muchas cosas.



¿Por qué compliqué esto tanto?



Pienso que es culpa de mi terquedad, claro, pero...



Un poco tienes de crédito, por no haberme dicho lo que tenías que decir.

Por callar. Por no aclararlo. Por no asesinar la esperanza cuando aún era débil.



Disculpa si te he ofendido... pero al corazón, no le pidas que deje de sentir.

Ni un momento, ni un instante.

No le pidas que deje de latir por ti.





"Tu peor error fue herirme y no matarme de una vez..."






R.xo.






Veneno es Antídoto -División Minúscula
El link del fanfiction y su autora están

en los nombres de los mismos.

Es un One-Shot Drarry, francamente hermoso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario