viernes, abril 23, 2010

Se vale llorar


Hace unas horas habría bloggeado algo muy distinto a lo que escribiré ahora...
Me encanta por eso el poder de las palabras, que por algún motivo, parece que me afectan más que a cualquier otra persona que conozca. Aunque supongo que depende de quien las diga.
Claro que tratándose de ti, iban a afectarme.

Sí, lo acepto. Soy una mártir en estos asuntos. Y la verdad es que en cuanto a estos, yo siempre seré frágil. Lo que para ti puede ser una aclaración muy molesta, para mi es como si me hubieras escupido en la cara.

No me gusta mentir, y no me gusta guardar las cosas. Hasta este momento, tu solo has visto tu lado de la moneda, y dices que no he sido justa, y que probablemente no volvamos a ser como éramos antes.

¿Porqué...?

Un beso.

De acuerdo, para mí tiene importancia, pero no estaba esperando el que tú se la dieras. Es decir, viviendo en el mundo en el que vivimos para la gente ya ni siquiera el sexo parece significativo. ¿Qué es un beso, entonces? Solo un beso. Si puedes asegurar el que tu no querias nada de esto, entonces nada debería significar para ti, o al menos esa es la forma en la que yo lo veo.

No te dije nada comprometedor, ni tampoco te pedi formalmente nada. Yo no planeaba que la relación cambiara, solo quise tener un recuerdo personal de lo que jamás iba a ser mío. Si vas a irte de todas formas, ¿qué importaba un beso?

Igual puede que tu enfado no disminuya...
¿Pero qué hay del mío?

Creo que no eres consciente de lo que pasa de mi lado. No sabes lo que siento, no sabes lo que quiero.
¿Tu crees que mi meta en la vida era ése beso?
Ni hablar.

Meses y meses han pasado, y lo único que hacía era pensar en ti. Inclusive una vez bromeamos al respecto, y cuando te dije que yo me había enamorado a primera vista te reíste... pero yo no lo hice.

Quizás no fuera a primera vista, pero no te había visto ni cinco veces y ya estaba atrapada en esta grandísima red llena de problemas. Pero no importaba, ¿sabes porqué? Porque no valía la pena intentar algo con las posibilidades de estropear el ambiente entre nuestros amigos. Así que callé, y en verdad no pensaba decir nada. Estaba conforme con ser tu amiga, con escucharte a pesar de que doliera, con estar contigo aunque no fuera lo suficientemente cerca.

Porque pensaba que te quedarías.

Pero claro, siempre parece que el destino arregla las cosas para ponerme en aprietos. Resulta que te irás, y aunque tal vez vuelvas, cuando me lo dijiste no parecía que fuera a haber alguna posibilidad de ello. Y entonces, caí en la desesperación.

¿Qué hacer?
¿Decirlo? ¿Callarlo?

Me quería volver loca, porque no sabía cómo actuar. Pero si hay algo por lo que siempre me he quejado de mí misma, eso es que jamás he sido capaz de reunir valor para las cosas que me importan, que siempre guardo silencio en los momentos decisivos, que he dejado pasar muchísimas oportunidades, haciendo que después me odie y me arrepienta.

Esta vez iba a ser así. Estaba segura. Y tú pudiste ver que se me escaparon unas lágrimas por la tristeza, por la impotencia... porque ya sabía que ese era otro final más que yo no iba a poder evitar. Pero a ti te di a entender, que era solo porque te extrañaría.

Quise intentarlo.
De ultima hora, en un mal momento, y fui terca, sí. Pero parece que de todas las personas con las que pude decidir tomar el riesgo, justo tenías que ser tú con la que definitivamente hubiera sido mejor quedarme callada y morir en silencio. Es mejor que esto: Arder frente a ti sin poder apagar el fuego, y consumirme poco a poco sin que desees ayudarme.

Simplemente, no esperaba que le fueras a dar importancia a aquél beso.

¿Pero, sabes qué?
Lo merezco.

Que bueno que tu enojo no se vaya. Ojalá que jamás me vuelvas a hablar.
Eso me enseñará.
No volveré a arriesgar nada por nadie, no volveré a abrir la estúpida boca, no volveré a intentar conseguir lo que quiero a pesar de que lo desee tanto.

Simplemente me quedaré callada.

Y quizás vuelva a arrepentirme, y quizás me odie por ello.
¿Pero de eso a pasar por esto una vez más?

Olvídalo.

De acuerdo, no debí hacerlo. Pero el que lo halla hecho solo demuestra lo mucho que me importaba. Hablo en pasado, porque ahora ya no tiene relevancia. Si decides prenderle fuego a la flor, solo asegúrate de soltarla una vez que lo hallas hecho. No quiero que te quemes tú también.

Me dará mucha tristeza perder tu amistad. Pero todo esto pasó porque no fui capaz de darme cuenta de que estabas lejos de mi alcance desde un principio. Ya poco importan los motivos. Ahora el haberme distraído tendrá sus debidas represalias. Y en caso de que sea así...

"Te quiero. Perdón. Te extrañaré mucho."

Esas son las cosas que la gente usualmente se dice. Las tomaré, y no añadiré nada personal, porque la formalidad es la única compañera que podría aplacar el descaro que te ha hecho odiarme. Son palabras secas, frías, y las odio. Pero tengo miedo de volver a meter la pata, y de decir algo que para mí no parezca sobresaliente, y que sin embargo desate otro problema más.

Ya no. No puedo seguir con esto. Ya no más.

Pero me daré un último privilegio.

Porque cuando algo te importa y cuando quieres algo de verdad, siempre habrá consecuencias.
Cuando las consecuencias llegan, y no las puedes remediar...
A pesar del género, a pesar del orgullo, a pesar de la fuerza propia...


Se vale llorar.






R.xo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario