miércoles, mayo 18, 2011

Forgotten


Creo que si anotara en una lista los nombres de las personas a las que les importo y se preocupan por mí, acabaría escribiendo solo un nombre.

No hablo de la gente que lloraría si muriera. Hablo de la gente que me extraña, que me hablan solo porque tienen el deseo de hacerlo, que le interesa saber cómo he estado o las cosas que tengo que decir, la gente a la que le preocupa el no saber nada de mí por un cierto periodo de tiempo, o la que me diga que quiere verme aunque no vayamos a hacer nada productivo.

Una.
Solo una.

Creo que por eso no se termina el "Modo Ermitaño", porque a todas las personas que me hacían sentir importante, repentinamente no les resulto más relevante que la tapicería de la habitación. Ya perdí la cuenta de todas las veces que me he sentido ignorada, desplazada y olvidada en estas últimas semanas. 

Cuando quiero hablar la gente me interrumpe o no prestan atención a lo que digo. Cuando me siento mal nadie se preocupa en averiguar qué pasa. Cuando se organiza algo nadie me recuerda. 
Una vez tras otra.

Y la ausencia de mi presencia, pasa desapercibida.

Se siente solitario. 
Se siente vacío. 
Sé que si busco encontraré
¿Pero por qué nadie me busca a mí?

No tiene caso querer entrar a la fuerza a un lugar donde nadie te hace sentir bienvenido. No me rechazan, no me repelen. Pero tampoco se fijarían si no estuviera en lo absoluto. 

Un humor ácido, mucho sarcasmo y comentarios aleatorios.
No aporto más a la amistad. 
Mi lealtad no les parece fiable. La confianza y los consejos que siempre quise darle a la gente ya lo buscan en alguien más. Pierdo relevancia. Me voy aislando poco a poco. Siento que me hundo y nadie trata de sacarme a flote. Así que no lucho.

Quisiera pensar que esto cambiará, pero parece que solo va poniéndose peor día con día. Y no tengo la paciencia para cambiarlo. No tengo las ganas para intentar. Porque aunque lo he intentado parece que no es suficiente. Y si de todas formas no me quieren ahí, no sé por qué debería de insistir.

Me quedaré en silencio.

Tan olvidada como una muñeca rota.


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