Music & Fiction Are My Morphine

El susto de la última vez ya ha pasado... 

Con varias semanas transcurridas, he intentado salir de nuevo, y al menos lo he logrado. Las primeras veces, vacilante, y siempre procurando que si ya estaba oscuro el extraño aire protector que brinda un Papá me acompañara. Lástima que lo bueno no dura, y que papá volviera a pasar del soporte al que me estaba sujetando, a la figura grande con cara de decepción para la que yo no resulto relevante si no estoy en una escuela sacando diez.

Pleitos estúpidos y mi orgullo me obligaron a salir a la calle sola, y volver igualmente. Ayer rompí mi propio toque de queda y llegué a las nueve a casa, después de dos horas de camino en un periferico al que ya estoy acostumbrado a mirar por la ventana de un microbus. Me abrazaba a mí misma, miraba a todos con desconfianza, e intentaba no pensar... pero solo lo logré hasta que puse música en mi celular.

 No puedo describir la paz, la tranquilidad, y el bienestar que siento por dentro al escuchar música. Simplemente, me desconecté de lo que me rodeaba... y ya no sentí miedo. Constantemente me pasa eso. No encuentro calma por ningún medio... hasta que consigo escuchar música.

Algo similar pasa con los fanfiction que escribo. La gente me ha dicho que soy distraída, que no tengo vida porque me la paso escribiendo historias por las cuales no gano nada; que solo son "cuentos" que puedo continuar en cualquier momento o que no tengo la necesidad de terminar porque no es trabajo.

Pero esas personas, no saben nada.

Yo no digo que lo que escribo sea asombroso. No busco que lo sea. Escribo lo que quiero y como quiero, porque escribir me da la oportunidad de reflejar todos los aspectos negativos de mi vida de una forma que no me hace daño. Incluso, a veces alivia heridas de las que no quiero hablar con nadie. Muchos no entienden lo personales y lo queridas que son mis historias por esta razón. Las comparto con gente que guste leerlas... aunque dudo mucho que entiendan el cariño que les tengo a los que aprecian aquellas palabras en las que pongo todo de mí.

Siempre estuve consciente del peligro que presenta el estar solo de noche, de lo que es vivir en una ciudad como la mía. Siempre han ocurrido asaltos, siempre hubo secuestros, siempre nos enterábamos por las noticias de violaciones, asesinatos y de más noticias trágicas. Hoy solo es peor que antes, pero ya lleva tanto tiempo así que aunque no queramos... lo ignoramos.

Por primera vez, llegué al punto de asustarme tanto que prefería privarme de mi felicidad para sentirme segura. Pero la realidad es, que si toda mi vida he disfrutado lo que hago, no debería empezar a dejar de hacerlo por un suceso así. Ya comprobé que todo parece estar bien, ya sé que esas personas llaman a diestra y siniestra y que rara vez están cometiendo algo más grave que un sucio fraude. Se aprovechan del miedo de la gente, y sin necesidad de lastimar a nadie pueden sacar mucho dinero así.

Ahora que ya lo he pensado mejor, no creo que sirva esconderme. No soy un objetivo. Las cosas siguen igual que siempre. Y yo debo volver a, no ignorar, pero sí a despreocuparme más respecto a esto. Si no lo hago, no podré disfrutar nada de nuevo.

Será muy sencillo con mi propia morfina. Viviendo mundos que me fascinan aunque no existan, con personajes que me entienden mejor que nadie, y un lugar más donde dejar salir lo que me pueda contaminar por dentro; y también sumergiéndome en aquellos momentos tan diversos y maravillosos que pueden brindarme mis melodías favoritas con solo unos instrumentos, una letra, o una voz.

Todos tenemos miedo.

Pero yo encontré una manera segura de caminar con los ojos cerrados, sin temor a caer.

Romantic.xo.