miércoles, abril 04, 2012

Amigos

Hay ocasiones en las que no puedo dejar de presumir que tengo muchos amigos y que todos son maravillosos. Así como muchas otras veces también siento que no tengo ninguno, y que solo es gente con la que paso el rato, pero que después de todo no le importo a nadie.

Pero no sé si es eso o solo la manera melodramática en la que veo todo.

A veces, de repente, una persona extremadamente atenta ahuyenta esa soledad que me ataca sin razón, y me siento feliz de nuevo. El problema es que siempre pasa una de dos cosas: O esa persona me sofoca o me preocupa que tenga un interés diferente al mío, haciéndome mantener distancia... o yo acabo colgándome de él/ella y su atención para sentirme bien, razón por la cual cuando se empiezan a ausentar en mi vida aunque sea por cortos períodos de tiempo, me siento desprotegida y sola otra vez.

Me inunda un desengaño infundado, ya que en el momento en que esa persona se vuelve mi salvavidas sin saberlo, inconscientemente los señalo como si fueran de mi propiedad. Son mi rayo de luz y no quiero compartirlos, ni que me ignoren, ni que me abandonen. Pero eso no es culpa de ellos, y la mayoría de las veces siempre se van, y yo vuelvo a sentir que no tengo a nadie. Simplemente porque no soy la prioridad de alguien.

Así de infantil, así de estúpida parece ser la manera en la que razona mi cabeza.
O eso es lo que pienso.

Es lo único que explica éste vacío que siento y del que no puedo hablar libremente. Ya sea porque a algunos no les importa, porque no saben nada de ello, o porque no entienden. Y no es por darme aires de incomprendida... simplemente en ocasiones trato de exteriorar lo que pienso y la gente luce confundida, condescendiente o hasta fastidiada. Solo hay tres personas justo ahora con las cuales me siento libre de contarles absolutamente todo porque piensan y sienten de forma similar a la mía y sé que no me harán sentir juzgada si hablo tal cual lo pienso... pero las tres personas tienen tantos problemas y asuntos personales... que no tienen tiempo para mí. 

Cuando hablamos, siempre escucho más de lo que hablo. Al final, me siento odiosa al darme cuenta de que estoy deseando que callen y me dejen quejarme a mí un rato... así que al final mejor ya no digo nada.

. . .

Además de todo eso... siento como mi grupo de amigos se distancía y parece caerse a pedazos poco a poco. Trabajo y escuela nos mantienen ocupados, y las parejas formadas inevitablemente crean cierta pared entre algunos de nosotros, ya sea porque no hay tanto tiempo para los amigos, o porque querer estar con uno significa aguantar amor ajeno. Me incomoda y a veces me molesta, pero no es algo por lo que la gente debería quejarse si sabes que esas dos personas están felices, ¿cierto?

Malentendidos, discusiones. He roto lazos con uno de ellos por una situación estúpida, pero a la vez no me he molestado en arreglarlo porque su actitud los ultimos meses me ha colmado la paciencia. Ahora está el problema con esa otra amiga que sufre muchos problemas y depresión y es victima de su propia mente, que parece sugerirle que cualquier pequeña cosa es indicio de que ya no se le quiere cerca. Ha mandado al diablo a varios amigos sin hablar las cosas primero, y yo al intentar arreglarlo creo que he metido aún más la pata porque ahora dice que hablamos a sus espaldas. Me preocupa, pero también me cansa. No sé cómo hacerle entrar en razón, ni cuánto podré estar ahi para ella si siento que nada de lo que hago sirve.

. . .

Todo me fastidia y quiero mantenerme lejos, pero al mismo tiempo no quiero estar sola. Aunque ciértamente no sé de qué me quejo. Todos estamos solos después de todo. Solo que algunos saben disimularlo y otros consiguen ignorarlo gracias a la prescencia de otras personas solitarias. Pero a la hora de la verdad... hay lágrimas que nadie te verá llorar.

Solía haber un equilibrio en mi vida hace tiempo. Un punto de paz rodeado por intermitentes tormentas que al final siempre desaparecían. Era un lugar neutro porque ahí no solo era comprendida, sino que únicamente ahí sentía que poseía una completa sanidad mental. No me di cuenta de que había perdido aquél lugar de silencio hasta mucho tiempo después de que ocurrió... y ahora ya no existe.

Quererlo de vuelta, además de inútil, es tonto. Por eso no lo hago. Pero cuando mi cabeza me traiciona lo recuerdo, y muchos escenarios acompañados de "hubiera"s inexistentes llegan a mi mente.

Las relaciones humanas me agotan.
Las necesito.
Pero cómo me agotan.

Lo que daría por ser una simple lechuga.

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