viernes, febrero 17, 2012

Puntos Suspensivos



¿Es el internet una bendición o una maldición, dadas las circunstancias?


La verdad, aun debato el tema.

Al ser la relación en su mayor parte exclusivamente por internet, el borrarle de mis redes sociales debería ser suficiente para que el peso de olvidar se aligerara. Y así fue, de hecho, el cambio se sintió casi instantáneo. El problema es, que el internet al mismo tiempo brinda acceso demasiado fácil, e incluso hasta no-intencional, a cierta información. Un chisme llega más rápido por internet que en la vida real.


Por una u otra razón, una y otra vez me enteraba de ella aunque yo no buscaba hacerlo. Para no alimentar mi curiosidad tuve que bloquearla en varias ocasiones o incluso ponerle "mute", hasta que finalmente dejé de entrar a su twitter, a su facebook, o incluso hasta dejé de preguntar por ella. Sentía que el asunto estaba ya casi olvidado... hasta que me llegó ése chisme, me dio curiosidad, y como bien dicen... busqué y encontré.


Creo que nunca había estado tan molesta con ella antes, pero sobre todo, nunca había estado tan decepcionada. Sé que las discusiones fueron culpa de ambas, pero el golpe final lo atestó ella. Rompiendo la regla de no mezclar las cosas, dándome unfollow sin razones bien fundadas, y después DIGNÁNDOSE a meterse a mi perfil aún después de eso y enojarse por mi ya previsto arranque de rabia por sus acciones.


Infantil y resentida como sólo ella, decidió odiarme.



Al principio no me importó, pero cuando el coraje se fue quise pedir disculpas, avergonzada por mis palabras. De nada sirvió, claro, seguí siendo ignorada. Y decidí que no importaba, que estaba bien... pero ahora vengo a toparme con éste tipo de actitud tan, pero tan... imbécil


Haciendo bromas racistas de un país que se encuentra económica y socialmente hablando mejor que el suyo, atreviéndose a hacer comentarios personales sobre mi cuerpo sabiendo que el suyo no fue precisamente moldeado a la perfección, y sobretodo haciéndose la víctima y diciendo que la del corazón roto fue ella.


¿Discúlpame? 
dejaste de hablarme como antes, dejaste de buscarme, dejaste de tratarme con cariño. Me volviste una costumbre, y cuando quise dejar todo como amistad te pusiste a la defensiva y fuiste mordaz como solo tú cuando algo te hiere. Obviamente iba a molestarme, obviamente iba a discutir. Las siguientes peleas estúpidas ocurrieron por malos entendidos, mi necesidad por arreglar las cosas, y tu trauma con que la gente "te presiona". Al final, la que puso un fin a todo fuiste tú, porque las cosas no salieron como lo planeaste, porque no dije que sí a todo y no olvidé tus groserías o el que nunca pediste perdón, pero sobre todo porque yo borrara una cuenta que estableciste que no afectaba en nada nuestra relación. 

¿Tú lo intentaste? 

Yo me devané los sesos, y lo único que quería era una maldita disculpa. 
Con eso hubiera bastado. 

Pero tu impaciencia y tu orgullo nos llevaron al carajo.


Luché con todas mis fuerzas, me tragué mi orgullo siempre que fue necesario, aguanté tus escenitas y tus dramas por mis salidas sin avisar, lloré por tus palabras crueles cada que te hacía enojar, y te perdoné como si nada a pesar de prometer no hacerlo más. 
Una, y otra, y otra vez. 


Viajé sola en avión por 7 horas para verte, gasté dinero que no tengo para estar contigo, e incluso soñé un futuro a tu lado. Estar contigo era importante para mí, eso me había hecho feliz y quería que continuara haciéndome sonreír aún después de terminado. 
Eran mis recuerdos y los atesoraba como a nada.


Pero ni eso pudiste dejarme, egoísta. 


Ahora, con tus últimas acciones lo único que pienso es...


¿...Y para qué?

¿Para qué lloré tanto? ¿Por qué lo intenté tanto? 
¿Qué me hizo creer que eras más especial que nadie, que merecías el trato que te di, o el sacrificio que hice voluntariamente por nosotras? 
¿En qué momento cruzó por mi cabeza que ir a otro país solo para estar con una persona valdría la pena? 
¿Cómo es que se me ocurrió la ridícula idea de que tú podrías ser mi alma gemela? 
¿Por qué, por qué, por qué mi corazón es tan ingenuo? 

¿Y por qué lo dejé llegar tan lejos...?


Quería bajarte del pedestal en el que te puse con cuidado, pero en vez de eso, tú sola te has arrojado al fuego.
Y ahora te veo como lo que eres, como lo que queda. Eres solo el esqueleto de otro amor muerto; la carne se pudre en tus huesos, y el hedor podría matarme a mí también si me acerco de nuevo.


Siempre supe que no eras aquella idea de perfección que cree, pero quería dejarte como ella en mis recuerdos, quería aferrarme a algo por lo qué sonreír después de todo esto. Pero no más, porque ya no puedo. Todo lo bueno de este amor está muerto. Lo has matado, y ahora... esto es lo único que veo.


Tu amor corrupto me envenenaba con tus rabietas, con tus celos, con tu frialdad. Me apuñalaban tus palabras, tu silencio y tu necesidad de hacerme sentir como una sentimental. Tú me llamabas sentimentalista, pero me hacías sentir idiota. 

Me juzgabas en silencio, y sin que dijeras nada podías hacerme sentir pequeña y ridícula. No te parecían mis gustos, e incluso en alguno de tus corajes llegaste a burlarte de ellos. Siempre hostil, y yo siempre callada, preguntándome por qué no podías morderte la lengua para no hacerme sentir así. Mis amigos apelaban que eras de lo peor en aquél estado, que jamás debía perdonar semejantes payasadas, tan grandes groserías... y yo decía que no importaba, pero al estar sola lloraba porque dolía. 

Porque quien mejor sabía hacerme daño era a quien yo más quería.


Dramas idiotas una y otra vez que no sé por qué aguante, que no entiendo cómo perdoné. Pero lo hice, y para cuando el viaje estaba a la vuelta de la esquina ya ni siquiera estaba segura de querer seguir contigo. Tenía miedo de que esto pasara, precisamente. Temía hacer el viaje y arrepentirme, porque ya no estaba tan segura de que aquello fuera durar. 
Sentía... que en cualquier momento iba a hartarme.


Pero al final cambié de opinión y decidí ir. Pensé que todo se aclararía estando contigo pero... aquí viene una confesión.


Estar contigo pareció arreglar todo en mi cabeza, me sentía segura al respecto de nuevo... hasta que comenzaron las peleas. Igual de estúpidas, igual de infantiles, pero más estresantes que las que se habían sostenido solo por internet. 

De vivir yo allá, de no haber tenido que estar juntas 24/7, tal vez no hubiéramos peleado tanto, tal vez todo hubiera funcionado... pero... tal vez no. Tal vez, teniendo la opción de irme a mi casa hubiera cortado contigo después de alguno de tus berrinches. Y tal vez eso habría sido todo. No lo sé. Pero admito que al menos una vez, estuve tan enojada que pensé "si no fuera porque no puedo volver a mi casa ahora mismo, ya habría cortado contigo."

Pero tener esos pensamientos arremetían de vuelta en forma de culpa cuando te llegué a ver llorar solo porque no querías que me fuera. Y trataba de mantenerme positiva, trataba de pensar que todo estaría bien y que seguiríamos juntas mucho tiempo; que yo volvería a visitarte y que tú vendrías a mi país. Por eso traté de disfrutar todo al máximo, a pesar de tus groserías, tus silencios helados, y tu apatía casual en la intimidad. 

Todo perdonado, todo olvidado, porque por millonésima vez...
...solo quería que todo estuviera bien.



Otra confesión sería... que no me sentí tan triste como creí al irme. Definitivamente fue difícil, pero no me dolió. Para entonces yo misma iba perdiendo el nivel de afecto que te tenía, como consecuencia de todos aquellos problemas que me colmaron hasta el cansancio. Creo que solo no lo quería admitir hasta ahora.


Y cuando volví... el castigo de tu madre y el mal internet nos dieron problemas de comunicación. Las cosas no estaban bien y creo que ya ambas sentíamos un fin próximo... Incluso llegué a pensar que aquella relación ya ni tenía razón de ser cuando te hablaba después de mucho y tú no demostrabas siquiera emoción. Parecía una charla de compromiso y nada más. 

Pero a pesar de eso... te conseguí aquellos videos, esos por los que solo me diste las gracias cuando te reclamé porque no lo hicieras. Lo compartiste con todo el mundo menos conmigo, y aunque trataste de no demostrarlo, tu emoción se leía indirectamente. Eso me hubiera dado gusto si no me hubieras respondido a mí con huecas preguntas y risas insignificantes en lugar de ése maldito gracias. Y como si eso no hubiese sido suficiente, vi cómo pasaste de referirte a mí de "mi novia" a "mi amiga" en un solo día con personas que sabían de nuestra relación... y yo acabé por fastidiarme. 

Me purgaba. 
Todo sobre ti y tu actitud me estaba purgando hasta puntos inimaginables. 


Pensé que ser amigas era lo único que me quedaba, la única opción que podría rescatar al menos todo lo especial vivido. Pero te sobrestimé. Pensé que podrías tomar las cosas como una adulta. Y de ahí empezó la cadena de problemas, hasta llegar a lo que es ahora.



*   *   *



Solo hay que leer lo que he puesto para darse cuenta de todo el resentimiento que me he guardado. Quise tomarlo de la forma "madura", quise hacer como que no pasaba nada e ignorarte.. pero ver que aún después de TODO esto te atreves a hablar mal de mí... ha sido el colmo. 


Necesitaba escribir todas estas cosas para sentirme en paz conmigo misma. No más recordarte con cariño, ni pensar en que todavía quiero tu amistad. No. Basta. Tú y tus payasadas están fuera de mi vida oficialmente. Nunca creí que pudieras ser tan malagradecida, tan hipócrita y tan cínica. 


¿Querías que te odiara? 

Muy bien, pues lo lograste.

No puedo concebir el hecho de que una persona a quien quise tanto se transformara en alguien... así. Me enfermas; pavonéandote en internet como si fueras una reina porque hay un puñado de personas que besan el suelo por donde caminas. Quédate con toda esa gente a la que en verdad no le importas. Aquí tenías a alguien que hubiera dado todo por ti, y te importó un comino al final. 

Así como a mí, ya antes has empujado lejos a otras personas que te querían. Pero eso es algo que nunca vas a entender porque tienes demasiado orgullo, y te encanta encerrarte en tus burbujas de odio al mundo en el que todos están mal excepto tú. 




Pero, ¿sabes qué?
Ya no me importa. 
Y si quieres odiarme, tampoco.




A partir de hoy, ya no significas nada en mi vida. 
Porque todo lo que eras, todo lo que me hiciste sentir y todo lo que significabas para mí, lo has destruído con tus actitudes.


Ya demostré todo lo resentida, todo lo dolida, todo lo triste que estuve. Ya me explayé, ya dejé ir todo aquello que me carcomía por dentro. Incluso convertí mis recuerdos no tan hermosos (maquillados con mentiras blancas) en crudas verdades solo para mí misma. Transformé todo mi amor en un vómito verbal atestado de negatividad... todas las cosas que nunca quise pensar, cosas que nunca me atreví a decir, y que al final del día no importan porque ya nada tiene remedio.


Ya despedacé tu imagen, escupí en tu memoria, y arrojé el esqueleto de nuestro amor a un pozo sin fondo.


¿Ya estás satisfecha...? ¿Eso era lo que querías...?


¿...Al fin estás feliz con el resultado?


Porque yo no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario